El ser humano es único en su habilidad de pensar sobre episodios del pasado, o el futuro, o episodios que podrían no haber sucedido nunca. Esta capacidad le permite aprender, razonar y planificar y supone un importante logro cognitivo, pero lleva consigo un coste emocional.
El ritmo de vida actual, la presión del sistema económico y social, las cada vez más complejas y complicadas relaciones personales y familiares, el exceso de información entre otras causas, empujan al individuo a vivir en un desequilibrio sistématiico. En todo momento estamos pensando y dialogando con nosotros mismos por lo que este diálogo incesante tiene un gran impacto en nuestras vidas. Cuando por desconocimiento dejamos que nuestro diálogo interno vaya en piloto automático, naturalmente tendemos al negativismo y al pesimismo. |
El sistema nervioso controla las acciones involuntarias del organismo que incluye: las digestiones, el ritmo cardíaco, la respiración, la sudoración, la micción, la excitación sexual, la visión en cuanto a dilatación de pupilas, etc. La mayoría de estas funciones se ven alteradas en estados de ansiedad y depresión. Este fenómeno es debido al desequilibrio entre los dos principales sistemas en los que se subdivide el sistema nervioso autónomo: el simpático y el parasimpático.
El primero corresponde al estado de alerta y su activación acelera el pulso y la respiración superficial, aumenta la tensión muscular, activa la sudoración, inhibe la sexualidad, etc.
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El sistema simpático, que a nivel biológico se activa en los momentos de peligro vital y que nuestro cuerpo es incapaz de distinguir entre ese peligro real y una sobreestimulación artificial. Existe la paradoja, de que se mantiene ese estado nervioso a pesar de que no exista un objeto que lo justifique.
Esta alerta permanente, impide la activación del sistema parasimpático de modo que, al no llevarse a cabo la necesaria recuperación, en muchos casos ni siquiera con el sueño, que se ve alterado tanto en calidad como en cantidad, se produce un creciente agotamiento o cansancio que se pretende vencer en muchas ocasiones con el consumo de mayores cantidades de estimulantes.
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Es imprescindible potenciar el sistema parasimpático para regenerar la salud física y tener estabilidad y serenidad mental y emocional y hacer frente con el mayor aplomo posible a lo bueno y lo malo de nuestra existencia y aceptar lo que no se logra alcanzar o realizar pero conservando el optimismo para emprender nuevos caminos en vez de acumular frustración.
Y también en esto nos puede ayudar mucho El Sistema de Salud de Nishi.
La meditación y los ejercicios basados al Reiki recomendados y elaborados por Katsuzo Nishi, tranquilizan la mente y equilibran el funcionamiento de los dos sistemas nerviosos. El ejercicio de las manos y pies unidos de Las Seis Reglas Básicas es el mejor ejemplo.
Los beneficios de la meditación comprobados por la ciencia son increíbles:
Aumenta la función del sistema inmune.
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